martes, 14 de diciembre de 2010

UNA GRAN ALEGRÍA PARA EL DEPORTE


Cada vez que se produce una noticia de descubrimiento de una red de dopaje en el deporte español me repugnan los comentarios de los presentadores de los informativos, la mayoría de ellos comienza por: "Una triste noticia para el deporte español" y sinceramente no lo entiendo. Que se descubra a los que con sustancias prohibidas hacen trampas en una competición en la que se supone que el valor está en demostrar el poder del cuerpo es una noticia fantástica, al menos para mí. Todos esos que se lamentan porque se ha descubierto que todo era una mentira y una trampa deberían alegrarse porque los éxitos de cualquier deportista dopado no tienen ningún valor, incluso es lo más bajo a lo que puede llegar el deportista que antepone los premios a su honestidad personal.

Desde que era pequeña me han vendido el deporte como una actividad sana, recomendable, en la que los valores de esfuerzo, compañerismo, competición y superación son muy importantes, pero siempre bajo el prisma del juego limpio. Por ello, cuando se descubre a un tramposo, que encima ha utilizado sustancias ilegales, los demás competidores y los espectadores deberían sentirse satisfechos de que se los elimine del juego y de que los demás puedan competir en igualdad de condiciones.

Muchas veces lo que ocurre es que se ha encumbrado tanto a ese deportista, como baluarte de los éxitos españoles y de nuestros valores que saber que lo ha conseguido con ayuda extra nos decepciona y entristece, pero creo que es mejor conocer la verdad, porque la actitud de: "Ojos que no ven, corazón que no siente", nunca ha solucionado nada excepto ser feliz sin conocer una mentira que lo cambia todo.