martes, 11 de marzo de 2008

CINE, PALOMITAS Y LÁGRIMAS

Me encanta llorar en el cine, más bien lo que me gusta es emocionarme con una película, que la oscuridad de la sala oculte mis lagrimillas saliendo de mis ojos y sentir esa especie de verguenza, emoción y tristeza que me producen estas escenas. A veces pienso que soy un poco rara, pero en otras, que una película te emocione me parece algo muy bueno. Muchas veces no nos permitimos llorar, pensamos que eso es una muestra de debilidad y no una forma eficiente de afrontar los problemas. Las películas nos dejan demostrar lo que realmente somos y sentimos; hacen que veamos nuestros problemas en otras personas y que no reaccionemos de forma racional, podemos alegrarnos, entristecernos, llorar o enamorarnos.


Lo mejor de estos sentimientos y lo maravilloso, a la vez, es que personas muy diferentes pueden sentir lo mismo en una misma sala con una imagen, unas palabras o una música. Lo mejor, después de llorar en una sala, es descubrir que la persona que tienes al lado también lo ha hecho, o que intenta, sin éxito, no hacerlo con todas sus fuerzas, aunque acabe pidiéndote un pañuelo. Y al final cuando se encienden las luces y observas como muchos vecinos de butacas esperan a ser el último en salir de la sala para que los demás no lo vean secarse esas lagrimillas tímidas que han vencido a la fuerza de su dueño. El cine, la sala, una imagen, todo para que esas lagrimas te hagan recordar esa sensación que hace mucho que no recordabas.

domingo, 9 de marzo de 2008

BAILA EL EURO CHIKI-CHIKI


Este será nuestro representante en Eurovisión, una elección que no ha gustado a muchos pero que, al menos, no ha dejado indiferente a nadie. Ayer se celebró la gala de elección, en la que participaron 10 candidatos, cinco elegidos por los votantes de la web myspace y cinco propuestos por un jurado experto. La novedad de este año es que nuestro actual representante ha sido elegido por los espectadores del programa "Salvemos Eurovisión. Este año no ha habido ningún jurado en la elección final y todo se ha dejado en manos de los espectadores. Una decisión importante para incentivar la participaciónd el público, pero también muy arriesgada, ya que podía pasar esto: que un actor se presente como parte del show y que llegue a ser nuestro representante en un certamén internacional. Lo que pasó anoche me parece un reflejo de lo que España piensa de Eurovisión. Es un concurso más, con un toque histórico y que a poca gente interesa como antes. Ya no podemos extrapolar los resultados en Eurovisión a las relaciones con nuestros vecinos europeos, ahora ganar este certámen es ganar un concurso más. No representa ser más importante en europa o que nuestros vecinos del continente nos tengan en consideración. El general desinterés que crea Eurovisión desde hace unos años es el reflejo de que este concurso ha perdido su objetivo principal que era unir en un acto cultural a los pueblos europeos con una historia común y con diferencias notables. Con la llegada de la CCE y posteriormente con la UE este objetivo se diluye y se pierde le interés genuino.

Sea como sea, este año es posible que aumenten los espectadores de la gala y que la gente se interese más por él. Algo que es positivo aunque el proyecto inicial no haya salido como esperaba TVE. No sabemos si Rodolfo Chikilicuatre salvará Eurovisión con su "Chiki Chiki", lo que es seguro es que La implicación de los españoles ha sido mayor este año y que esta mañana todo el mundo hablaba de la cancioncita (además de las elecciones, claro). Por mi parte decir que me parece bien que se les de la opción a los espectadores de elegir a quien les representará en Europa y que todo esto no es más que un show y como tal se lo ha tomado el público. Lo que más me ha sorpendido es que TVE haya aceptado con dignidad y de forma valiente esta decisión, aunque no haya salido como esperaba.

lunes, 3 de marzo de 2008

MANIFESTACIÓN POLÍTICA

Todos vemos en la televisión como muchos personajes públicos de EEUU muestran su apoyo a distintas campañas políticas y aportan su imagen y poder de convocatoria para que un candidato tenga más publicidad o visibilidad en los medios de comunicación. Ayer la sexta analizó una extraña circunstancia que se da en España, la mayoría de los personajes públicos españoles no quieren dar su opinión política por miedo a que esto repercuta negativamente en su carrera profesional. Algo que desde mi punto de vista es una injusticia. En primer lugar y cómo se exponía en el reportaje "Poner la cara", que todos los ciudadanos tienen derecho a expresar libremente su opinión política sin que esto suponga una consecuencia directa en su trabajo. Y segundo por que no me parece justo que en España no se crea en la profesionalidad de los trabajadores. Es decir, que no por tener unas ideas políticas los empresarios crean que uno no va a hacer su trabajo correctamente. Y esto me parece una injusticia aún más grave por que nadie valora la profesionalidad de los demás trabajadores según si expresan o no su condición política. Por poner un ejemplo, imaginemos que un militante de un partido político se quiere hacer una casa y contrata a una constructora, entre los trabajadores se encuentra una persona que tiene unas ideas políticas distintas a la del propietario. Si hicierámos la misma valoración con los personajes públicos (agrupemos aquí a los cantantes, actores, escritores, periodistas...) que con este trabajador, no le daríamos trabajo ya que sospechamos que esta persona puede hacer mal su trabajo porque no comparte las mismas ideas políticas que el que le contrata. Espero que este ejemplo nos haga ver que esta actitud es un poco absurda, la mayoría de las personas desempeñan su trabajo de la mejor forma posible, independientemente de sus ideas políticas, sea cual sea su voto en unas elecciones o la forma de ver la sociedad. Es difícil eliminar esta característica de la sociedad española, pero creo que todos podemos intentarlo y confiar en la profesionalidad de las personas por encima de sus creencias personales. La política es una parte más de la vida, como la religión, la forma de vida y las costumbres de cada uno y no un identificativo que puede clasificar a las personas en dos grupos: los buenos y los malos.